19 de enero de 2015

Please, don't leave me

Llegaste antes de que los primeros copos de nieve empezasen a cubrir el suelo de magia helada. No trajiste el sol pero el calor de tu mirada paralizó el frío y despertó a las mariposas que anidan en mi estómago, ésas que están impregnadas de tu olor y el sabor de tus besos.

La ciudad brillaba a la luz de la luna enfundada en su traje de noche hechizando a propios y extraños y perdiéndolos en el laberinto de claro-oscuros que sólo la noche sabe crear. Sin embargo, yo ya llevaba tiempo atrapada en un paraíso de sábanas blancas buscando el norte en el mapa que los lunares de tu espalda intentaban mostrarme. Olvidando el tiempo, anulando la distancia, quemando el aire.






Pero el tiempo nos traicionó.







Desayunamos besos apasionados con la febril entrega de quien se adelanta a su destino e intentamos quitar con vodka el regusto amargo de la despedida aun sabiendo que hay sabores que ni los mejores dulces o los peores venenos pueden eliminar.


8 comentarios:

  1. Me ha gustado tantísimo!
    Sobre todo el final, una contundente forma de cerrar este intenso texto. Hay sabores que no se olvidan...

    Un abrazo

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    Respuestas
    1. El texto lo merecía. Ninguna despedida es dulce aunque algunas veces lo intentemos creer.
      Un besoo!

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  2. Hacía mucho que no te leía. Me gustó mucho el texto.
    Saludos.

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  3. Las despedidas son muy amargas. Y lo peor es que el sabor perdura y perdura demasiado.

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  4. lindo y triste
    escribes preciosamente ,te leo y te sigo
    te espero por el mio

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