Llegaste antes de que los primeros copos de nieve empezasen
a cubrir el suelo de magia helada. No trajiste el sol pero el calor de tu
mirada paralizó el frío y despertó a las mariposas que anidan en mi estómago,
ésas que están impregnadas de tu olor y el sabor de tus besos.
La ciudad brillaba a la luz de la luna enfundada en su traje
de noche hechizando a propios y extraños y perdiéndolos en el laberinto de
claro-oscuros que sólo la noche sabe crear. Sin embargo, yo ya llevaba tiempo
atrapada en un paraíso de sábanas blancas buscando el norte en el mapa que los
lunares de tu espalda intentaban mostrarme. Olvidando el tiempo, anulando la
distancia, quemando el aire.
Pero el tiempo nos traicionó.
Desayunamos besos apasionados con la febril entrega de quien
se adelanta a su destino e intentamos quitar con vodka el regusto amargo de la
despedida aun sabiendo que hay sabores que ni los mejores dulces o los peores
venenos pueden eliminar.
Me ha gustado tantísimo!
ResponderEliminarSobre todo el final, una contundente forma de cerrar este intenso texto. Hay sabores que no se olvidan...
Un abrazo
El texto lo merecía. Ninguna despedida es dulce aunque algunas veces lo intentemos creer.
EliminarUn besoo!
Hacía mucho que no te leía. Me gustó mucho el texto.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias!!! :)
EliminarUn besoo!
Las despedidas son muy amargas. Y lo peor es que el sabor perdura y perdura demasiado.
ResponderEliminarEs justo lo que he querido expresar...
Eliminarun besoo!
lindo y triste
ResponderEliminarescribes preciosamente ,te leo y te sigo
te espero por el mio
Graciaas! Eso haré!! ;)
Eliminarun besoo!