“Significaba que Sarah Bauer y Georg von Bergheim habían obtenido su recompensa pese a todo pronóstico; que aun a costa de una alto precio y de haberlo perdido todo, siempre se habían tenido el uno al otro. Significaba que, pase lo que pase, no hay que perder la esperanza y hay que confiar en que lo bello y lo bueno del mundo siempre prevalecen. Significaba el triunfo del amor por encima de todas las cosas, sobre la guerra, sobre la persecución, sobre la venganza y la envidia, sobre los convencionalismos, sobre el miedo…”
Ésa es la
razón por la que nos gustan tanto las películas románticas, los libros con
final feliz, las series en las que los protas
se enamoran. Necesitamos ver y sentir que en este mundo cambiante y traicionero,
el amor, la alegría, la felicidad y los sentimientos positivos también tienen
cabida. Deseamos demostrarnos que el amor rompe barreras, deseamos probar que
existe porque deseamos mantener viva la esperanza de que el próximo “happy
ending” será el nuestro.
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