Soy feliz. Estoy bien sola. Aprendí a estarlo.
Sin embargo,
quiero un trocito de esa felicidad que te embarga cuando tienes a alguien con
quien compartirla, alguien que llena los silencios y las soledades de tu cabeza.
Los vacíos de tu corazón y los espacios en blanco de tus folios.
Quiero que
la felicidad llame a mi puerta. Que sea capaz de unir los trozos de mi
desmadejado corazón y le gusten sus cicatrices. Que sea capaz de volver a
pintar de rosa un mundo al que yo intento dar color cada día. Que sea capaz de
revivir a las mariposas de mi estómago, ésas que decidieron hibernar después
del último desengaño. Que sea capaz de instalar de forma permanente la
primavera en mi corazón y el sol en mi cara.
Quiero que
la felicidad me busque y me encuentre; me tiente y me engañe. Quiero que la felicidad venga a mí pero SÓLO si es con la intención de quedarse.
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