“Y ahora vuelve la rutina, a mancharme con silencioy recuerdo lo gracioso que me resultó tu acento.Me sorprende aunque sonría, que estoy llorando por dentrotú nunca sabrás, cuánto me arrepientode firmar aquel contrato, y de jurarnos no romperloque decía: no me quieres, no te quiero...”
Yo firmé un
contrato y me arrepiento. “No te quiero” es la parte que no entendí y el “jurarnos
no romperlo” es el eje de mis problemas.
Es en el “vuelve
la rutina” cuando te das cuenta de todo lo que conlleva ese contrato y cuando
llegas al “estoy llorando por dentro”, llega el arrepentimiento.
La culpa es
solamente mía: por pretender algo que no iba a ser, por fingir que no me
importaba y por ilusionarme aun sabiéndolo.
Sin embargo,
tú firmaste otro: el de que pasado un tiempo, si tú no apuestas por mí, te
dejaré de querer. Espero que no llegues al arrepentimiento porque eso
significará que yo ya me habré ido… para no volver.
No se por qué.
ResponderEliminarPero siempre leo, y me mantengo al margen, nunca comento (creo que solo lo he hecho una vez xD)
Pero bueno, dicen que las segundas partes, si sabes manejarlas, no son tan malas.
Así que aquí estoy, diciéndote, una vez más, que me encanta que pienses como yo.
También dicen, que lo último que se pierde es la esperanza y, ya sabes, que de ilusiones se vive, y al fin y al cabo, nunca es demasiado tarde si las intenciones son buenas ;)
Sabes que todo llega a su debido tiempo, aunque, a veces, ese "tiempo" debería pasar más rápido.