14 de septiembre de 2017

And now it's over

“Sabía que la iba a perder tan pronto pasara aquella noche y el dolor y la soledad que se la comían por dentro fueran acallándose. Sabía que tenía razón, no porque cierto lo que había dicho, sino porque en el fondo ambos lo creíamos y siempre sería así. Nos escondimos como dos ladrones en una de las habitaciones sin atrevernos siquiera a prender una vela, sin atrevernos siquiera a hablar. La desnudé despacio, recorriendo su piel con los labios consciente de que nunca más volvería a hacerlo. Cristina se entregó con rabia y abandono, y cuando nos venció la fatiga se durmió en mis brazos sin necesidad de decir nada. Me resistí al sueño, saboreando el calor de su cuerpo y pensando que si al día siguiente la muerte quería venir a mi encuentro la recibiría en paz. Acaricié a Cristina en la penumbra, escuchando la tormenta alejarse de la ciudad tras los muros, sabiendo que iba a perderla pero que, por unos minutos, nos habíamos pertenecido el uno al otro, y a nadie más.”


Según pasan los días, en mi mente se entremezclan realidad e imaginación; tu cara se desdibuja y, mientras voy olvidando el sabor de tus besos, me pregunto si ese futuro que vi en tus ojos era verdad o un espejismo.

¿Por qué la vida nos quiso separar?

Quizá no era el momento…
...quizá no era el lugar…
...quizá solo fuiste el sol de verano en un día de otoño…
...quizá fuimos todas las posibles soluciones a una pregunta retórica…
Quizá el destino nos vuelva a juntar y decida escribir un futuro juntos…
O quizá nuestra historia quede reducida a un puñado de palabras escritas en una noche de insomnio…
...quizá me mate la melancolía…
O quizá es la irónica manera que tiene la vida de demostrarme que sigo viva.

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