“Hay veces que la única forma de salvarse es muriendo o matando.”
Una parte de
mi corazón murió aquella noche. Entre sollozos ahogados, lágrimas amargas e ilusiones
rotas mi mundo se derrumbó, se vino abajo y con él, una parte de mí. No volví a
ser la misma; tampoco lo pretendí. Hay cicatrices que ni el tiempo cura.
Morí aquella
noche. Maté a la niña que llevamos dentro. Mi sufrimiento la mató.
Extirpé la
parte quemada, inservible, inutilizable. La até a un nombre, una cara, un
momento; su propio peso la hundió en un mar de rencores y la marea de los
acontecimientos la alejó dejando un rastro de espuma. Espuma de la que surgiría
nueva vida.
El tiempo mata. Y la muerte es lo que tiene, que no te deja volver. No hay posible vuelta atrás. Es como si el tiempo y la muerte conspiraran contra ti, como si quisieran acorralarte.
ResponderEliminarAhora esa niña ya no existe más. No volverá.
Sin embargo, algo de ella habrá quedado encendido en ti. Quizás unas cenizas. Nunca la olvides. Y sonríe, resurge de entre la espuma, muéstranos tu nueva alegría.
:)
Besitos, guapi <3
Miss Carrousel
Sí, creo que todos podemos renacer de las cenizas cual ave fénix ya que esas cenizas es la parte tan nuestra que no puede ser destruida.
EliminarUn besoo! :)
Muchas veces muere algo en nuestro interior, aunque suene raro decirlo. La pérdida de alguien o ciertas experiencias hacen que cambiemos, que algo en nosotros desaparezca.
ResponderEliminarSin embargo, lo bueno de ser humanos es que podemos aprender de ello, y recuperar las partes de nosotros mismos que vayamos perdiendo.
¡Un besín!
No, es cierto! Cada pérdida del tipo que sea se lleva una parte de nosotros, una parte que nunca recuperaremos pero podemos construir partes nuevas y mejores a partir de los restos.
Eliminarun besoo!