“Le acercó a sí, volvió a besarlo y deseó no tener que soltarlo jamás. Porque la felicidad la había asaltado inesperadamente y porque el mundo por un instante, un instante brevísimo, se había vuelto precioso.”
El mundo se
ralentizó. Como cuando observas a una gota de agua despegarse de un trozo de
nieve derritiéndose. Como cuando ves a una pluma posarse suavemente en el suelo
después de ser mecida por el viento. Como cuando contemplas a las olas crecer
para romper en la orilla. El tiempo se paró. Y yo fui esa gota, esa pluma y esa
ola.
Y me perdí
en un océano inmensamente azul.
Bonito tu blog.
ResponderEliminarNos leemos.
Una invitación al mío:
globosagua.blogspot.com
Gracias! =DD
EliminarAhora me paso! ;)