12 de septiembre de 2013

Deep, deep blue


“Le acercó a sí, volvió a besarlo y deseó no tener que soltarlo jamás. Porque la felicidad la había asaltado inesperadamente y porque el mundo por un instante, un instante brevísimo, se había vuelto precioso.”



El mundo se ralentizó. Como cuando observas a una gota de agua despegarse de un trozo de nieve derritiéndose. Como cuando ves a una pluma posarse suavemente en el suelo después de ser mecida por el viento. Como cuando contemplas a las olas crecer para romper en la orilla. El tiempo se paró. Y yo fui esa gota, esa pluma y esa ola.

Y me perdí en un océano inmensamente azul.

2 comentarios: