Aposté.
Aposté por el brillo de tu mirada cuando me mirabas. Aposté por todas las veces
que nadie había apostado por mí. Me dejé llevar y aposté.
Y ahora tengo
miedo. Miedo de descubrir que no eres lo que busco. Miedo de no ser lo que
esperas. Miedo de que mis demonios me pongan la zancadilla y de que sean
precisamente esos demonios los que me hagan perder mi apuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario